El Mirador de Guatifay

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

Antiguamente se caminaba mucho para cualquier cosa

Ahora se pretende caminar o moverse bastante, porque en primer lugar es un ejercicio muy saludable y hasta se convocan competiciones encaminadas a ello, pero antes era muy distinto y había que caminar por necesidad, aunque a veces ello estuviera inmerso en un vicio o en una afición deportiva o sana al fin.

 

Antes, aunque la mayoría de la gente tenía un burro donde montarse para hacer sus desplazamientos cortos, o algún carro, y ya más tarde fueron viniendo los vehículos de tracción mecánica, había mucha gente que no contaba con medios para desplazarse y tenía que ir a las fincas por el procedimiento más antiguo, el de ir caminando.

 

Y es que había necesidad de ir a las fincas porque los terrenos había que trabajarlos, atenderlos o cultivarlos, para poder obtener fruto de ellos. Pero digamos que había mucha gente que se desplazaba caminando a su trabajo, en especial a fincas rústicas, que a veces eran muy distantes, pero eran muchos los que tenían que ir o se iban a pescar o mariscar, o también se iban de cacería.

 

Por otra parte, existían personas que venían caminando hasta Haría desde los pueblos de Órzola, Yé, Guinate y Mala, y algunas personas, en especial de Órzola, lo hacían casi a diario, con esa gran caminada que lleva consigo, y hubo un flujo de soldados desde Batería del Río a Haría y viceversa. También hubo mucho movimiento entre los pueblos de Haría y Máguez por trabajadores, jóvenes y demás.

 

También hubo un buen número de personas englobadas en el cumplimiento del servicio militar, que siendo de este municipio, hicieron su servicio en las cercanías de Arrecife, y estos pobres jóvenes, que servían unos tres años, tenían que ir y venir por campo a través, y algunos conseguían un permiso de sábado a lunes, y tenían que atravesar las montañas, yendo tierra adelante, unas veces de noche y otras de día, por veredas o por encima de piedras o como pudieran, y citemos por sabido que ello les pasó al menos a Ramón Méndez Cedrés y José Méndez Betancor, pero también hubo algunos que, siendo de Tías o Yaiza, hacían su recorrido de ida y vuelta igual, caminando desde Yaiza a Batería del Río y viceversa, como Martín Reyes Gutiérrez.

 

También se dio algún movimiento de personas que iban y venían a Arrecife, caminando, como algo bastante usual o normal entonces, pues no había medios a motor.

 

Resulta que igualmente hubo mucho movimiento de personas que iban y venían a las fiestas, destacando de Haría las fiestas de Santa Rosa y San Juan, y del pueblo de Máguez, San Pedro y Santa Bárbara, y también de Mala, las Mercedes.

 

Pero también se daba un gran movimiento de personas, que muchas de ellas se atrevían a ir caminando desde antiguamente, del municipio de Haría a Femés, en el Municipio de Yaiza, donde estaba el Santo San Marcial, el más importante entonces, siendo también muy importante el peregrinar al Santuario de Las Nieves en la Montaña, pero es ya en la segunda mitad del siglo XX cuando coge el mayor protagonismo la Fiesta de Los Dolores, con la influencia de Doña Sebastiana Perera Brito, desde el Cabildo Insular, como consejera de Cultura y como presidenta.

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