El Mirador de Guatifay

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

La Graciosa merece ya ser nombrada octava isla 

 

Mucho se ha escrito y comentado ya respecto a la supuesta nominación de La Graciosa como la octava isla del archipiélago canario, hasta el punto de que muchos han considerado incluso que Venezuela debiera ser considerada como tal, valorando la gran afluencia de emigrantes canarios hacia la República Bolivariana, pero eso ya es otra cosa.

 

De los cinco islotes situados al norte de la isla de Lanzarote, tenemos como principal el de La Graciosa, pero también están Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste, aunque poblado solo está el de La Graciosa, cuyos islotes, digamos de paso, corresponden geográficamente al municipio de Haría, pero como Teguise ostentó la capitalidad de la Isla desde la conquista, fue este municipio, con su mayor influencia política, el que se llevó la gobernabilidad de todos los islotes.

 

La isla de La Graciosa, que fue utilizada de pastoreo hasta los años de 1870, aparte de los aprovechamientos de caza y pesca, empezó a poblarse a partir de dicha época, motivado a la instalación allí de una fábrica de salazones, que fue llamando a mucha gente, en especial de Lanzarote, y concretamente de los municipios de Haría y de Teguise, con el amparo de la sal de las Salinas de Debajo del Risco. La gente que fue a trabajar se fue quedando y continuó poblando la Isla y hace ya más de veinte años que se ha considerado que esta tiene unos 600 habitantes, contando con escuelas, consultorio médico, iglesia, alcaldía pedánea, policía, banco y otros.

 

Sin duda alguna, la isla de La Graciosa tiene personalidad propia y líneas básicas suficientes como para que ya, de una vez, sea reconocida como la octava isla del archipiélago canario, pues cuenta con una población suficiente, además de ser y haber sido desde hace muchos años una potencia pesquera, y también se merece valorar las comunicaciones con que cuenta en su enlace con el muelle de Órzala, con dos líneas, al igual que su famosa y popular Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, que atrae a muchísima gente de todos sitios.

 

El reconocimiento de dicho territorio como la octava isla debe llevar aparejado el que sea creado por ello, el municipio de La Graciosa, con todas sus facultades, sus derechos y sus deberes, cuando ahora se tiende a restringirlos por cierto, pero se trata de un caso especial que debe ser considerado y respetado.

 

Este observador considera, no obstante, que no cabe, ni sería necesario el que se creara al efecto un Cabildo insular porque muy bien podría ubicarse dentro del Cabildo Insular de Lanzarote, con sus particularidades especiales.

 

Ahora se ven algunas iniciativas tendentes a solicitar en serio que dicha pequeña isla sea declarada y reconocida como la octava isla del archipiélago canario y parece algo muy normal, pues tiene gente seria y solvente como para hacerse cargo de la gobernabilidad de la misma, cosa que debió haber ocurrido hace ya varios años.

 

No podemos olvidar la gran influencia que tuvo para la isla de La Graciosa el General García Escámez, en los años de 1940, dotándola de sus carentes servicios, como la tenacidad de sus gentes, subiendo el risco para vender el pescado en Haría.

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