El Mirador de Guatifay

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

El gofio como antiguo elemento básico y sus estructuras

El gofio ha sido, desde hace muchísimos años en Canarias, el alimento básico o principal, sucediendo lo mismo en la isla de Lanzarote y en el municipio de Haría.

 

Aunque creamos que el gofio siempre se ha hecho de millo, la verdad es que antiguamente se realizaba a base del grano de cebada, desde los tiempos de los guanches, y es que entonces no se conocía el millo, cuya semilla fue traída por los conquistadores desde Sudamérica, allá por el siglo XVI, o como posconquista.

 

Para la elaboración del gofio era necesario contar con los utensilios o medios mecánicos y de otro tipo necesarios, los cuales hubo que inventar o introducir, con sus variaciones de evolución a lo largo de los tiempos.

 

Podemos decir que los primeros artilugios con que se contó para la elaboración del gofio fueron unas piedras redondas que se sacaban de los lajíos del volcán del Malpaís, una debajo y otra encima, primero muy pequeñas con manejo a mano, y luego fueron siendo un poco mayores, las cuales empezaron a utilizarse en las antiguas tahonas, que fueron introduciendo en sus casas algunas personas más pudientes, y con mayor proliferación en el pueblo de Máguez, donde llegaron a haber muchas.

 

Estas tahonas empezaron a montarse desde finales del siglo XVIII, habiendo terminado su funcionamiento, si bien de forma no estable o regular, unas antes y otras después, allá por los años de 1920.

 

Casi en paralelo, a partir de finales del siglo XX, y hasta últimos de 1930, unos dejados fuera de servicio antes y otros después, fueron ubicados muchos molinos de viento, unos machos y otros hembras, siendo uno de los lugares principales de ubicación el Filo de la Montaña de La Atalaya, con sus vertientes hacía Máguez, por el Callejón del Molino, y otra hacia el pueblo de Haría, a través de su Calle de El Molino, donde llegaron a haber al menos tres molinos de viento a un tiempo, a principios del siglo XX, pudiendo existir hasta más en otras épocas.

 

Otra zona en que también proliferaron los molinos de viento fue detrás del Cuartel de la Guardia Civil, hoy de la Policía Local, que se llama Los Molinos.

 

Y fue en el año de 1915, aproximadamente, cuando empezaron a aparecer en el entorno de Haría, las denominadas molinas de fuego, conociéndose como primera una de Don Francisco Torres Umpiérrez, que luego llevara Don Augusto González Caraballo, después Don Fernando Betancor Martín, la cual fue pasto de un incendio en 1947, y finalmente Don Juan Pablo de León Guerra. Poco después puso una molina de fuego Don Antonio Perdomo Rosa, en la Calle Faja, que no dio mucho resultado, y ya por el año de 1924 aproximadamente, recién llegado de Cuba, fue Don Gabino Hernández Cruz el que pusiera una buena molina, con una buena fuerza motriz, que le valió para montar una dinamo adecuada y dar corriente continua al pueblo de Haría, empezando por el año de 1930, y que estuvo funcionando hasta los años de 1964-1965. Pero también Don Ventura Acuña Quintero estableció una molina de fuego en 1945 en Máguez, que duró hasta 1958, y Don Celestino Doreste, Don Heraclio Oliva Ramírez y Don Cristín Feo Barreto instalaron otra en 1948 en Máguez, que duró poco.

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