El Mirador de Guatifay

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

De las antiguas eras y su evolución en el municipio de Haría

Hay que recordar que, antiguamente, la mayoría de las casas agrícolas tenía una era propia y en los casos que no tenían, se buscaba una de un familiar o de un vecino, pero lo más cercana posible a su propia casa. Ahora ya hay muy pocas eras en uso, aunque físicamente se vea que ahí están, pero muchas han desaparecido totalmente y hasta han edificado una casa encima de ellas.

 

Las eras eran de muy distinto tamaño y normalmente respondían a las necesidades de trilla del dueño, pudiendo variar desde unos 100 metros cuadrados hasta unos 500 e incluso más, y estas eras fueron destinadas a muy distintos usos, aunque el principal era el de la trilla de las muchas sementeras que se recogían en este municipio.

 

Estos espacios fueron hechos especialmente para llevar a cabo en ellas las trillas de las muchas sementeras que se recogían antes, como garbanzos, arbejas, lentejas, judías, chícharos, habas y otras que hubiere, para lo cual se formaba una cobra con los animales de la casa, de familiares y vecinos, especialmente burros, y solían ayudarse unos a otros.

 

Pero estos lugares se aprovechaban también para recoger el agua de lluvia que se producía en las mismas, y para ello se hacía un aljibe acorde con la superficie de la era, y a veces se cotejaba, además, otro aljibe más pequeño, para aprovechar el agua más limpia para destinarla a beber las personas de la casa y a veces algunos familiares y vecinos.

 

Normalmente también todas las casas tenían una o dos aljibes y hasta tres, pero el agua no era del todo buena, aunque casi siempre sí que lo era, porque es que estos aljibes se nutrían del agua de lluvia que circulaba por las calles o caminos en tiempos de lluvia, y se criaban bichos, que se mataban fácilmente con piedra de cal y luego lejía.

 

Pero muchas eras fueron utilizadas como campos de lucha o terreros, lo que se hacía por las noches de algunos domingos normalmente, utilizando la luz que se obtenía de meterle fuego a unas cuantas gavillas de aulaga, para lo que había una persona encargada de mantener la llama encendida, aunque había bastante aulaga a mano, y eso se llevaba a cabo en eras de Máguez, de Haría y también algunas veces de Mala, cuando hubo luchadores de ese pueblo a finales del siglo XIX y principios del XX.

 

Además, estos espacios se dedicaron a hacer bailes y verbenas en ellas, en especial en los tiempos de verano, porque los locales cerrados eran sofocantes.

 

Los bailes se hacían antes en locales que aportaban algunos vecinos del pueblo, cogiéndose para ello una habitación grande o almacén, y se celebraban los domingos, los cuales pasaron a partir de los años de 1920 a unas eras aparentes, en verano.

 

A veces, los cabecillas del pueblo se disputaban el protagonismo de los bailes y llegaban incluso al pleito, y referente de ello fue un baile que se hizo por la Fiesta de Santa Rosa, parece que en el año 1953, en una era de Herederos de Don José Ramí- rez del Castillo, con disputas entre el médico Don Víctor García de León y el industrial Don Joaquín Rodríguez Villalba. También en Máguez se hizo una verbena en la era de Don Pablo Barreto Feo, en años de 1950, aparte de algunas otras ocasiones, estando en Máguez la Sociedad Casino de Máguez y el local de Don José María Feo Barreto.

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