Balcón de Haría

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

Nuestras gentes de antes vestían con más decoro de como lo hacen ahora

Si damos un repaso a las formas y costumbres que las gentes de antes adoptaban a la hora de prepararse para salir a la calle o asistir a un sitio o evento concreto, nuestros mayores eran mucho más escrupulosos que ahora, y por tanto más responsables, a la hora de escoger la vestimenta que consideraban más idónea, o puede que ni siquiera tuvieran otra para salir, porque la miseria y la falta de medios imperaba antes en los hogares.

 

Antes se tenían unas ropas para ir al trabajo, que eran únicamente para la agricultura y la ganadería, pero guardaban como oro en paño la ropita de salir, la de las fiestas o la de los domingos, pero también se diferenciaban como ropita de misa el tesno negro que tenían todos y que al fin se convertía en la mortaja, porque era la ropa que le ponían al final de su vida al morirse, y eso los hombres, que además usaban un sombrero de pana o fieltro, más bien negro, y su corbata para las salidas importantes, y algunos utilizaban la corbata de pajarita, y luego el sombrero cuando ya se iba poniendo viejo lo dejaban para usar a diario para el trabajo, pero también las mujeres vestían como un palmito, con buenos peinados, buenos sombreros y buenos cinturones, y todos, hombres y mujeres, con los mejores zapatos que podían.

 

Los centros de asistencia pública, cono las sociedades y otros establecimientos, tenían la norma estricta de que para entrar al baile había que tener puesta una corbata, y eso se llevaba a rajatabla, pero los vocales de turno tenían unas corbatas en existencia para repuesto en caso de que alguno se hubiere despistado, pero es que también estos vocales llamaban la atención si el mozo llevaba la corbata mal puesta o torcida, para que se la pusieran bien, pues si no no los dejaban entrar al salón de baile. La gente estaba muy bien concienciada en ello.

 

Unas de las cosas que se tenían muy en cuenta era que los zapateros trabajaban hasta los domingos al mediodía, porque los zapatos de los chicos y de las chicas eran de mala calidad y viejos, ya como normal, y había que arreglarlos, por lo que estos profesionales estaban dispuestos a atender a sus clientes hasta los domingos al mediodía, pero es que también los barberos igualmente trabajaban hasta la misma hora de los domingos, para atender a los jóvenes rezagados, y así estos profesionales descansaban los lunes por norma.

 

Una de las formas que eran muy habituales en el hombre era el usar un sombrero de fieltro, que normalmente era de color negro y a veces canelo, que se hacían en Las Palmas, y lo usaban hasta los niños, pues yo tengo fotos antiguas en las que se ven algunos muchachones ya vestidos con un sombrero negro, y las mujeres, pero no todas, usaban un sombrerito muy bonito y delicado.

 

Más tarde vino para los hombres la boina o bilbaína. Esta finura de vestir y su delicadeza se daban en tiempos en que la gente era más bien analfabeta, pero procuraban comportarse bien, e incluso se hacían hasta más educados. Los jóvenes se afeitaban al menos los domingos desde que tenían barba y ya usaban normalmente el pantalón bajo, y no solían haber barbudos antes.

 

Las mujeres se depilaban y llevaban y usaban el velo para ir a la iglesia y el uso de la redecilla, trajes de seda y otros destacados para solemnidades. Antes se usaba por algunos más pudientes el reloj Roskopf Patent, de Cuervo y Sobrinos, traído de América, que usaban dentro de su vestido con chaleco, con una leontina

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