Balcón de Haría

gregorio

Por Gregorio Barreto Viñoly

 

 

De las formas y modos de vida de antes cuando aún no había coches

Vamos a dar un repaso en esta ocasión a las formas y modos de vida que había antes, cuando aún no habían llegado los coches a nuestras latitudes, y había que trastejárselas con los animales domésticos que tuviéramos, especialmente los burros y los camellos.

 

Si nos situamos en el año de 1915 por ejemplo, nos encontramos en que entonces no había ni coches particulares, ni camiones, ni guaguas, ni taxis, pero por no haber no había ni siquiera bicicletas, pero es que tampoco existían medios de comunicación, y así no se contaba con radio ni televisión, y tampoco periódicos, y es que entonces era otro mundo muy distinto al de ahora, donde los únicos medios que había era utilizar los animales domésticos para todo.

 

En aquella época solo contábamos con algunos carros, que al tiempo también eran tirados por animales, en especial por burros, y estos se utilizaban para traer para la era o almacén las cosechas que daba el campo. Menos mal que entonces se contaba con muchos burros y camellos, hasta el punto de que en la época del apogeo de los años de 1950, como referencia, había un censo de unos 400 burros y de unos 200 camellos.

 

Uno se queda asombrado al pensar que a los camellos se les llegaba a cargar hasta con 400 kilos, como por ejemplo dos sacos de guano de 100 kilos en cada uno de los lados de la silla, y al burro se le llegaba a poner encima hasta 200 kilos, y esos son ya unos pesos en los que el animal podía hasta trastear y estar a punto de caer o torcerse a un lado, y se sabe de camellos que al pasar por una vereda estrecha y floja sobre paredes, cayeron con su peso al perder el equilibrio y algunos no se recuperaron de su mal.

 

Una de las costumbres que entonces estaba fuerte era la del folclore, y así se hacían bailes de timple y guitarra en algunas casas, con habitaciones o locales grandes, aparte de las sociedades que vinieron más tarde, y que se hacían los domingos por las tardes y noches. También había una costumbre que estaba extendida en todos los pueblos y era la de los cabildos que se formaban de noche en el soco de algunas calles, donde la gente debatía y trataba de los asuntos o novedades que sabía, y otros de las suyas, y así se formaban las tertulias o conversaciones amistosas, que ordinariamente se formaban en los sitios más adecuados de los barrios de los pueblos.

 

Se solía hablar en estas tertulias, llamadas ordinariamente como cabildos, de las haza- ñas de las cacerías, de las luchadas, porque de esto sí que había afición, y es que se llegaba a hablar hasta de política, que también la había pero mucho más sana que la de ahora.

 

En una situación de no haber coches, se hacía complicado hasta para ir a Arrecife, y por los años de 1900, al poco, puso un carro para ir a Arrecife Don Damián Corujo Armas, el cual se hizo famoso con ello, hasta que después vinieron los camiones de Don Martín Reyes Gutiérrez y Don Juan Gonzá- lez Fierro, en los años de 1930, especialmente, y luego otros.

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