Las extintas aves gigantes de Lanzarote Parte III

ratitesExtracto actualizado de A. Sánchez Marco y M.A. Perera Betancort (2017). Las extintas aves gigantes de Lanzarote. In M. de Paz Sánchez y otros (eds.). Canarias insólita – Bestias, fenómenos y calamidades. Editorial Herques, Sta. Cruz de Tenerife.

 

Cuando pensamos en los animales que poblaron aquellas islas hace unos cuatro millones de años, intentamos imaginar los paisajes y ambientes en que se desarrollaban sus vidas. Y conviene recordar que las condiciones ambientales fueron favorables a la existencia de esta fauna durante muchas generaciones. Los hábitats de estas islas debieron ser coherentes -como siempre- con el clima dominante en aquellos tiempos; y el clima global de la Tierra -entiéndase que hablar de “clima global de la Tierra” es una aproximación puesto que carecemos de datos precisos sobre el clima, o sucesión de climas, que hubo en aquellos tiempos en aquella región- era muy distinto del actual.

 

Al igual que las islas Canarias de entonces no se parecían mucho a las actuales, la Antártida tenía un aspecto diferente. Su parte oriental estaba cubierta de hielo de manera permanente, pero el hielo no era continuo en su parte occidental. Algo similar sucedía con el polo norte. Allí el hielo tampoco era constante, al contrario de lo que sucede hoy en Groenlandia y Norteamérica, donde los casquetes de hielo permanecen durante todo el año y todos los años. Por lo tanto, en el periodo que nos ocupa había mucha más agua circulante: la humedad global era mayor. Las diferencias estacionales (frías/cálidas, húmedas/secas) estaban menos marcadas que en la actualidad, y las temperaturas globales eran más elevadas. Las lluvias, pues, debieron de ser más numerosas y copiosas que en nuestros días. Cabe suponer que hubo charcas o lagunas, quizá permanentes, y una cubierta vegetal rica y densa. Cada una de estas aves necesitaba diariamente entre un kilogramo y kilogramo y medio de alimento vegetal para vivir, junto con varios litros de agua. Con las condiciones climáticas actuales, no habría podido sobrevivir una población genéticamente viable de estas aves.

 

Como se mencionaba más arriba, se han buscado piezas de huevos de estas aves tanto en Los Ajaches como en algunas zonas de Fuerteventura, sin éxito. ¿Esto significa que tales animales no llegaron a la isla de Los Ajaches -recordemos que entonces Los Ajaches era otra isla- ni a Fuerteventura? Ateniéndonos a las evidencias, debemos decir que la respuesta es: no lo sabemos. Pero mantenemos la hipótesis de trabajo de que sí; que habían poblado también las islas del sur. El movimiento hacia el sur estaba favorecido por las corrientes marinas en esa región. Pero, entonces, cabe preguntarse por qué aún no se han hallado muestras de huevos.

 

Hay una diferencia geológica sustancial entre la isla norte (Famara) y las otras islas (Los Ajaches y Fuerteventura). Famara se estaba formando. Había episodios de emisiones magmáticas y episodios de reposo. Las coladas podrían cubrir toda la isla o parte de ella. Los depósitos con cáscaras que hemos hallado están protegidos por flujos de lava que los han preservado de posteriores fenómenos erosivos. No sucedió lo mismo en las otras islas. En la isla de Los Ajaches y en Fuerteventura la actividad volcánica había cesado, por lo que no seguían construyéndose. En consecuencia, los cadáveres y puestas de huevos quizá no fueron cubiertos por capas de cenizas o gravas. En todo caso, los procesos dominantes eran los erosivos. Recordemos que se calcula que el macizo de Los Ajaches tiene actualmente la mitad del tamaño de la isla original. Seguramente la vida para estos animales era más tranquila en las islas del sur, pero la mayoría de sus huesos y huevos no se enterraron, o se enterraron y fosilizaron, pero la erosión acabó con ellos.

 

Fueron vecinos de localidades próximas a los yacimientos quienes informaron a los primeros investigadores de que allí aparecían huevos de gran tamaño. Incluso había varias personas que habían encontrado huevos y los tenían en sus casas. Sería de ayuda que estas personas o sus descendientes entregaran estos huevos en el Ayuntamiento para que puedan ser estudiados y para exponerlos adecuadamente.

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