Las extintas aves gigantes de Lanzarote | Parte I

Extracto actualizado de A. Sánchez Marco y M.A. Perera Betancort (2017). Las extintas aves gigantes de Lanzarote. In M. de Paz Sánchez y otros (eds.). Canarias insólita – Bestias, fenómenos y calamidades. Editorial Herques, Sta. Cruz de Tenerife.

Casi la totalidad del tercio norte de la isla de Lanzarote es, desde un punto de vista geológico, un macizo volcánico formado por coladas de lava que se apilaron, unas sobre otras, hasta alcanzar más de los 670 metros que tiene en la actualidad el Risco de Famara. Durante las erupciones volcánicas en las que emergieron materiales desde el manto de la Tierra, con el resultado de una colosal acumulación, los gases a presión fragmentaron y lanzaron a distancia trozos más pequeños de lava, que se almacenaron y formaron unas capas intercaladas entre los niveles de lava basáltica. Una de estas capas, compuesta por arenas con gravas y arcillas, varios millones de años después de que se creara, nos permite observar la primera fauna terrestre que colonizó las islas Canarias.

 

En la segunda mitad del siglo veinte se dio a conocer el hallazgo de trozos de cáscaras de huevos de aves de gran tamaño en la localidad de Órzola. Los fósiles de huesos y de huevos de aves son bastante frecuentes en el Archipiélago canario. Incluso en algunas islas existen zonas más o menos amplias donde se han acumulado miles o millones de huesos de aves. Estos yacimientos tan ricos se formaron durante el final del Cuaternario y corresponden, generalmente, al rastro de cadáveres que han dejado grandes colonias de aves marinas durante muchas temporadas de cría. Las cáscaras de huevo que se localizan en el norte de Lanzarote pertenecen a unas aves muy distintas. Las cáscaras son gruesas, hecho que unido a su curvatura indica que los huevos eran de tamaños similares a los de los avestruces actuales. En las mismas zonas donde se han descubierto estas cáscaras, se hallan asimismo huevos de tortugas terrestres, celdillas de insectos, caracoles de tierra y unos escasos huesos de una pequeña serpiente, que curiosamente es la única serpiente autóctona, que sepamos, que ha habido en este archipiélago.

 

Todos estos hallazgos tienen lugar en una sucesión de estratos que han quedado al descubierto en un punto llamado Valle Chico, situado en la cara norte del macizo de Famara; también en el acantilado enfrente de La Graciosa; y en el interior, en una de las vertientes de una depresión llamada Valle Grande. Estos sedimentos tienen un espesor variable, entre siete y dos metros, y su coloración de un rojizo suave destaca entre el negro de los basaltos.

 

Ahora se sabe con bastante certidumbre que todos los yacimientos donde aparecen sedimentos con estos fósiles pertenecen a un único conjunto de estratos de una gran extensión que aflora en diferentes puntos, si bien en cada zona tienen peculiaridades relacionadas con las condiciones de los entornos. Se ha dedicado tiempo en estudiar los rasgos geológicos y geográficos del macizo de Famara, y a prospectar los lugares que pudieran haber albergado otros yacimientos paleontológicos con evidencias de esta fauna; sin resultados.

 

La capa de estratos donde se han conservado evidencias de los primeros animales que colonizaron las islas tiene, en consecuencia, un interés muy especial porque constituye, la única fuente de información sobre qué animales arribaron, en qué ambientes vivieron y qué procesos biológicos experimentaron en la isla o islas que poblaron. Las dataciones mediante el método Potasio-Argón indican que estos animales vivieron en lo que hoy es Famara entre hace 4,3 y 3,8 millones de años. En el Plioceno inferior.

 

Los análisis morfológicos de las cáscaras que llevaron a efecto las primeras personas especialistas en esta materia condujeron a éstas a considerar que las aves que habían protagonizado la primitiva colonización del archipiélago pertenecían a dos grupos de grandes aves corredoras que, a su vez, forman parte de un grupo poco extenso y primitivo: el de las ratites. Hoy creemos que solo había un tipo de huevos, que es similar a las extintas aves elefante de Madagascar. No significa esto que las aves que encontramos en Famara fueran aves elefante, sino que los huevos de aves elefante y de avestruces de hace varios millones de años (del Mioceno y del Plioceno) eran muy parecidos. Un hecho interesante es que se conocen cáscaras de huevos similares en varios yacimientos paleontológicos de África, Europa y Asia, si bien esos yacimientos continentales son algo más antiguos que los de Lanzarote.

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